Es un clásico, ya, la historia del amigo que acompañaba al colega a un casting y al final acababa él seleccionado de rebote. Con la que está cayendo, y con matrículas de cientos de euros, esta es una de las opciones que nos quedan para acercarnos a congresos mundiales del mundo mundial. De acompañante de una amiga arqueóloga, me acerqué un par de días al UISPP que se está celebrando en Burgos bajo la imagen de marca de Atapuerca. Todo un espectáculo. Aconsejo que leáis el maravilloso ensayo de O. Hochadel (2013. El Mito de Atapuerca. Orígenes, Ciencia y Divulgación. Bellaterra: Edicions UAB) en el que se analiza la vertiente divulgativa, de marketing y de comunicación del proyecto burgalés. Muchas de las claves que aporta el autor las vemos materializadas en este congreso.
Los tres codirectores de Atapuerca merecen un monumento a la par del Mio Cid, Fernán González y Nuño Rasura. Han conseguido que el público haga colas para asistir a conferencias magistrales, han hecho todo lo que ha sido posible para proyectar socialmente la arqueología, han traído a más de mil personas que van a dejar sus dineros en la ciudad, han consolidado una marca turística, han logrado modificar incluso la trama urbana de la capital histórica de Castilla, han conseguido ser noticia permanente con páginas y páginas dedicadas al congreso diariamente en los periódicos locales… Y también han apostado por la cultura del espectáculo. Es lo que hay. Es lo que toca.
Como en las bodas de diseño, una empresa recluta gente joven con pinganillo. Chavales al estilo Simeone (ropa negra elegante y pelo corto) coordinan un ejército de voluntarios y voluntarias que portan un peto de suplente de entrenamiento con hombreras vintage, como un remedo del uniforme de las tropas invasoras de la serie V. Estos seres reflectantes acojonan un poco porque no sabes si te van a dar el alto y te van a hacer soplar. El surtidor de Estrella Galicia de la cafetería está haciendo las delicias de los congresistas, ávidos de jarras XXL. No sé a que esperan los hijos de Rivera (familia gerente de Estrella Galicia) para financiar las excavaciones en el yacimiento paleolítico Cova Eirós, en la provincia de Lugo.
El hall parece la línea de cajas de Primark o la línea de facturación de Turskish Airlines. Un grupo de arqueólogos funcionalistas a punto de echarse a llorar exclaman vivas observando detenidamente la demostración tecnológica de un comercial que vende software para análisis de materiales arqueológicos. No me extraña que los organizadores hayan tenido a bien aceptar una sesión sobre Lobbying Archaeology (Innovative alliances in the history of archaeology), en la que me colé como polizón y que es de lo mejor del programa, junto con otra sesión sobre la revolución de los 60 en la Arqueología. La involución que estamos experimentando en los últimos años también se nota aquí, y de qué manera. Muy comentada fue la conferencia inaugural de Kristian Kristiansen, el venerado KK. En el año 2010 en el Meeting de la EAA en La Haya, KK se despidió a lo grande tocando el órgano en un concierto de Arqueorock. En 2014 su ponencia es bien recibida por la escuela histórico-cultural, con el representante de la dinastía almágrida aplaudiendo a rabiar. En Galicia hay un dicho muy popular: Marela, ao rego! Orden campesina para que la vaca no se salga del surco al arar. Son malos tiempos para la lírica. Mucho lobby y poco hobby.
Hoy la Junta de Castilla y León recibió a un representante masai y a la alcaldesa de Atapuerca. Hay comunidades vecinales bercianas, buenos salvajes, que no cuentan con esa atención personalizada desde hace años. Pero queda bonito también ver vestimentas hindús y subsaharianas en el campus. Da un toque de color. Lástima que el UISPP no tuviera esta política en la década de los 80 cuando el apartheid y esas cosas que hicieron que surgiera el World Archaeological Congress.
Sigue asombrándome la capacidad que tenemos los arqueólogos y arqueólogas españoles (y portugueses, hablando siempre en castellano cuando están en España) de convertir una sesión de un congreso internacional en un debate-monólogo en castellano, porque total, estamos en España, estamos hablando de nuestros yacimientos de turno y todo más fácil y más cómodo, menos para el masai que ha venido de a tomar por saco, o de la señora australiana extremadamente educada sentada en la última fila. Si queremos hablar del megalistismo de A Costa da Morte en una sesión monográfica, mejor hacerla en Corme, que de paso, te comes unos percebes y hablas de tus cosas, tan tranquilamente, sin necesidad de coger el barco o el avión…
Las blusas y camisas de floripondios triunfan. Este es un congreso hipster. Miguelón incluso creo que era hipster. En todo caso, cabe decir que sin un género humano estaba capacitado para potenciar esta moda era el gremio arqueológico, sobre todo el del ámbito anglosajón. Hemos sido pioneros en las camisas imposibles. Ni Michael Jackson ni ostias, yo reivindico las camisas ochenteras de Mike Parker Pearson, el protohipster por excelencia. Entre la masa humana destaca el sombrero de Eudald Carbonell, décadas dando aceite a la ciencia española. Aunque no sobresalga tanto como el ínclito salacot, este hombre ha generado todo un símbolo icónico-visual, todo un logo antropizado que engloba la holística experiencia Atapuerca. Porque no es sólo un proyecto, es una experiencia, es un espectáculo, y yo no veo nada malo en ello. Hasta había photocall.
La España de Franco que intentaba salir de la autarquía y el aislacionismo jugó su primera baza entrando en la UNESCO y organizando el congreso de la UISPP en Madrid en 1954. Todo un ejemplo, analizado por muchos investigadores (Francisco Gracia, entre otros), de relación entre ciencia y política. Como en aquel entonces, en esta España de crisis, el proyecto de Atapuerca contribuye al malherido orgullo nacional. Todavía somos capaces de organizar un congreso mundial a la altura de las circunstancias. Lo mismo hará en próximos días la Turquía autoritaria de Erdogan, que alberga en Istambul el congreso anual de la European Association of Archaeologists.
Incluso la Reina de España, la griega doña Sofía, está concediendo sus últimos favores a España. Gracias a periódicos vascos e italianos sabemos que se ha hartado del-que-nunca-volverá-a-ocurrir. Otro clásico. La presidencia de honor de un congreso científico para la monarquía, como en la época de Alfonso XIII. Así no se puede. O a lo mejor, Podemos. Yo creo que sería buena idea consumar la comunión entre paleolítico y monarquía (perdón por la redundancia sincrónica) en la Sima de los Huesos. Igual que Franco sigue en su Valle de los Caídos, el ex-rey podría dormir el sueño de los justos en la Sima de los Huesos, donde cayó bastante gente en su día, todo sea dicho. No se me ocurre mayor mausoleo, sobre todo conociendo la querencia del borbón por la traumotología. Todo un entendido en huesos, sobre todo en lo que queda de los suyos.
Yo, de ser co-director del proyecto de Atapuerca, tendría cuidado en seguir divulgando la fauna que sale en esas cavidades, porque como se entere el innombrable, allí aparece de cacería y se cobra tigres de dientes de sable y lo que se tercie. Ya el abuelo era un aficcionado a esto de las cuevas.
Al próximo cráneo que le pongan Juancar.
Como decimos en Galicia: Xa che era o pai.